
Algunas de las hermosas y deslumbrantes flores que adornan la naturaleza, pueden guardar un lado oscuro, que intoxica y puede llegar a matar a quien se atreve a jugar con ellas. Dale un vistazo a estas flores preciosas, pero terriblemente peligrosas.
Kalmia latifolia.
La Kalmia latifolia, popularmente conocida como laurel de montaña, produce delicadas flores blancas y rosadas hacia el final de la primavera, un espécimen endémico de los Estados Unidos. Es una flor bellísima, pero por debajo de ese frágil exterior se encuentran las entrañas de un asesino.

Las dos principales toxinas en esta flor son la grayanotoxina y la arbutina, pero la primera es la realmente preocupante. La grayanotoxina provoca de forma simultánea un efecto en el que el corazón late de forma peligrosamente rápida y también de forma muy lenta. El resultado final es un ataque cardiaco, pero sólo si llega a consumirse en grandes cantidades.
Jacobaea vulgaris.
La Jacobaea vulgaris también conocida como Hierba de Santiago es una planta de suma importancia para el ecosistema en que florece. Muchos insectos se alimentan a partir de ella. Gracias a esto, la presencia de las flores resulta interesante para las sociedades de conservación.

Sin duda es una buena noticia para los insectos, pero una muy mala para todas las otras especies. La Organización Mundial de la Salud confirmó la presencia de por lo menos ocho alcaloides tóxicos en esta planta. El problema es que, contrario a la mayoría de los venenos, que rápidamente abandonan el organismo, los alcaloides de la Jacobaease acumulan con el tiempo.
De esta forma, las toxinas acumuladas resultan en cirrosis. Sin embargo, la toxicidad va empeorando la condición del hígado de forma silenciosa y, cuando la persona empieza con la sintomatología, ya es demasiado tarde. Desafortunadamente, estas toxinas también afectan la miel producida por las abejas que visitan las flores de esta especie, así como a la leche de las cabras que comen esta flor.
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