Las flores existen en todos los tamaños, formas, especies y colores, pero a veces, lo que hace a una flor realmente especial es su escasez.
Una flor que no se puede encontrar en cada florista, ramo o jardín puede ser como un diamante raro, como estas; que se encuentran en esta lista de las floraciones más raras, extrañas y/o amenazadas del mundo.
A continuación lee las particularidades y aprende más sobre estas flores tan particulares, regalo de la naturaleza.
Flor KadupuL
La rareza de esta hermosa flor proviene de la corta cantidad de tiempo por la que florece.
Este evento es raramente visto por alguien, porque la flor Kadupul sólo florece después de la medianoche y se marchita antes del amanecer.
Debido a su marchitez, también es la flor más cara del mundo (de hecho, no tiene precio, porque nadie ha tenido tiempo suficiente como para venderla).
Es originaria de: Sri Lanka, pero también se puede encontrar en Australia.
FLOR CADAVER
Además de ser una de las flores más raras del mundo, la flor cadáver es también una de las más extrañas.
Puede alcanzar hasta los 3 metros de altura y produce un olor desagradable que recuerda a carne podrida, esto, combinado con un color rojo intenso en su núcleo y una temperatura inusualmente cálida durante su floración, atrae a los insectos carroñeros como la mosca de la carne, que utiliza para su polinización.
Originaria de: Sumatra, en el oeste de Indonesia.
Flor zapatilla de dama amarilla y púrpura
Una vez encontrada a través de Europa y el Reino Unido, esta delicada orquídea ahora sólo se encuentra creciendo en un punto particular en Lancashire; un campo de golf.
Se han realizado muchos esfuerzos en los últimos años para propagar esta flor en otros lugares, pero todos los intentos han fracasado, haciendo de este un ejemplo una de las flores individuales más raras del mundo.
Es tan rara, de hecho, que ha estado bajo protección policial desde hace casi 100 años.
Originaria de: Un campo de golf en Lancashire.
Flor Youtan Poluo
El Youtan Poluo es parte de una leyenda, literalmente.
Durante siglos se creyó que era un mito, hasta que un granjero chino descubrió diminutos brotes blancos, de tan sólo 1 mm de longitud, que crecían dentro de un conjunto de tubos de acero.
“Hasta ese momento se pensaba que sólo existían en las escrituras budistas, y que la flor sólo florecía una vez cada 3.000 años, haciéndola extremadamente rara”.
Desde entonces, han sido descubiertas en la cabeza de la estatua de Buda, en el templo Chonggye-sa en Seúl.
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